El abrazo es un acto mundano, fácil de hacer y que, a veces, sirve de terapia. Descubre cuáles son sus beneficios para tus hijos en nuestro artículo.
¿Le has preguntado alguna vez a tu hijo qué le supone que le abraces? Las respuestas pueden ser muy diferentes. Algunos dirán que felicidad, otros que amor y en definitiva una seguridad emocional. Por eso te dejamos cuáles son las claves según los expertos:
- Aporta seguridad y protección: el abrazo tiene el poder de calmar el llanto de un bebé, sienten tranquilidad cuando sus padres les toman en brazos. Los brazos les protegen.
- Estimula la autoestima de los niños. Los abrazos son una forma de decir “te quiero”, “me importas” o “te necesito”. Esto hace que los niños se reafirmen emocionalmente, se sientan queridos, crezcan sanos y seguros.
- Mejora el estado de ánimo. Si un niño está triste o alicaído, un buen abrazo mejora su estado de ánimo y le hace generar serotonina y dopamina. Estos son dos neurotransmisores que producen una agradable sensación de bienestar.
- Reduce la ansiedad y el estrés. Los abrazos contribuyen a liberar tensiones y aportan oxitocina. Esta hormona regula los estados de tristeza y tiene un efecto calmante en los niños y adultos. Además, aumentan nuestras defensas naturales.
- Fortalece el vínculo. Los abrazos nos ayudan a conectar con nuestros hijos más allá de las palabras, favoreciendo la comunicación afectiva.
No hace falta que el niño llore, esté irritado o enfadado para que le abracemos y se pueda calmar. Cualquier momento es bueno para abrazar.
Existe el mito de que, si le abrazas muchas veces le malacostumbras, pero es al contrario. La ciencia ha comprobado que los abrazos tienen muchos beneficios para nuestros hijos y es aconsejable realizarlos. Si tu hijo es reacio a los abrazos, no desistas y prueba pidiéndole permiso para abrazarle, él verá un gesto de respeto en tí y será más abierto a la hora de aceptarlos.
Abraza a tu bebé.