Con frecuencia, los recién nacidos presentan manchas en la piel. Las razones de su aparición pueden ser muy variadas y, sólo de algunas, es necesario hacer un seguimiento.

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Muchas de las manchas que presentan los bebés en los primeros meses de vida desaparecerán con el tiempo. Manchas, granitos, lunares… todo esto es común en la piel pero debemos conocer el significado de ellas para saber si debemos o no controlarlas.

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Las marcas en la piel de los pequeños son tan comunes que muchas de ellas tienen ‘nombres’ según su tipo: pico de cigüeña o beso del ángel, mongólica y lunar son algunas de ellas.

Beso de ángel o pico de cigüeña.

Es un angioma plano de color rosáceo que desaparecerá en los primeros meses de vida. Suele aparecer en la nuca, párpados o frente y su color será más intenso si el pequeño tiene calor o fiebre.

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Estas marcas de color granate o morado, crecen a medida que lo hace el bebé y, al contrario que el beso de ángel, no desaparecen. Afecta a tres de cada mil recién nacidos y no está relacionada con ninguna enfermedad, aunque es conveniente que sea evaluada por su pediatra para descartar el síndrome de Sturge-Weber, un trastorno poco frecuente que se caracteriza por la malformación vascular.

Lunares

Pueden estar desde el nacimiento o aparecer a lo largo del primer año de vida del bebé. Pueden ser marrones, rosas, rojos o negros, tener relieve e incluso pelos. El pediatra lo calificará según el tamaño y la cantidad y determinará si es necesario hacer o no un seguimiento del mismo.

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Como su nombre indica el color de estas manchas es marrón claro, aunque podrían oscurecerse si se exponen al sol con frecuencia y sin la protección adecuada. Pueden aparecer en cualquier zona del cuerpo, tener diferentes tamaños y no presentan un problema para el pequeño.

Es importante tener un diario de seguimiento de las manchas del bebé por si encontramos alguna anomalía o un gran número de ellas y seguir, siempre, las indicaciones que el pediatra o médico especialista nos indique.